Estrategias para afrontar el duelo

La perdida de un ser querido es algo que no queremos vivir, pero tarde o temprano nos toca afrontar la triste realidad de que a todos nos llega la hora.

Con los acontecimientos actuales de estar viviendo en una pandemia mundial, tristemente me he dado cuenta que la perdida de un ser querido se ha vuelto en algo más factible, que muchas veces no sabemos como afrontar y que se hace aún más difícil cuando estamos lejos. Por esto, hoy he decidido escribir un artículo, desde mi experiencia, sobre el duelo. No es específicamente para quienes estamos viviendo lejos, así que lo pueden compartir con sus amigos y familiares si creen que alguien lo necesita.

Este artículo lo estoy escribiendo específicamente hoy en memoria de mi papá, pues de un modo u otro, aunque suene raro lo que voy a decir, no quiero que su muerte y el dolor que viví sean en vano. Y pues si mi experiencia puede ayudar a otros, aquí la comparto. Pero también lo escribo en memoria de todos los familiares que he perdido desde entonces y  de todas las víctimas de este virus COVID19 que ha afectado a tantas familias, incluyendo la mía.

Son básicamente estrategias que a mí o a personas allegadas a mi nos sirvieron durante el duelo y que quizás te pueden servir a ti si estás pasando por esto.

Hoy hace doce años, más o menos a la hora que escribo este artículo, me había enterado de que mi papá había sido asesinado. Años más tarde me enteré que la razón fue simplemente el no haber querido saludar a un ser vacío, que había salido de la cárcel y que tenía complejos de inferioridad; quien al hablarle a mi papá y el no responder (porque quizás no lo conocía o porque como estaba tomando no lo reconoció), lo amenazó y le dijo que se iba a arrepentir y 15 minutos más tarde volvió y lo asesinó, sin dudas, sin remordimiento…sin pensar en que con ese acto partía en mil pedazos mi vida.

El día en que la enfermera me dijo que él había llegado muerto al hospital, mi vida se hizo añicos. La verdad nunca había pensado que un segundo todo podía cambiar tan drásticamente.

Al inicio yo estaba en shock, y lo sé porque sencillamente mis emociones se paralizaron y solo hice preguntas lógicas como: ¿dónde estaba su cuerpo?, ¿qué había pasado?, ¿él había sufrido? Me preguntaron si quería verlo y les dije que no, sin embargo, luego de un tiempo entre a la morgue, ese lugar pequeño, allá en el sótano del hospital y sin destaparlo toqué sus pies, sus piernas (que no sentí frías) y le dije cuanto lo quería y que iba a estar pendiente de su mamá y de la mía. Fueron solo unos minutos y después de salir de allí me alejé un poco de donde estaban todos nuestros familiares (que ya habían recibido la noticia y habían ido a la clínica) y me recosté en una pared a mirar al cielo…fue en ese momento que mi menté quitó el bloqueo que había puesto como mecanismo de defensa y fue ahí donde solté las primeras lágrimas por la perdida de mi papá.

En ese entonces yo tenía 22 años y mi papá tenía 44…estábamos los dos jóvenes y sin embargo alguien había decidido que su tiempo había acabado, robándome momentos que yo aún tenía por compartir con él, como lo era mi graduación, mi matrimonio y muchas cosas más.

Fue ahí donde inició mi duelo, que obviamente no fue nada fácil y en el cuál sufrí muchísimo, despertando incluso enfermedades; sin embargo, después de que pasara un tiempo, puedo decir que no todo fue malo. Aprendí mucho, me empecé a conocer a mí misma y conocí personas muy valiosas en el proceso.

Empecé mi relato con el día y forma de su muerte, porque quiero que conozcan el momento exacto en el que inicié el proceso de duelo. Además, aunque han pasado ya doce años, creo que hoy llegó el momento de enfrentar que una de las cosas que más me han dolido de la muerte de mi papá es la forma en como murió y diría que es la primera vez que llamo las cosas por lo que son en un escrito y utilizo la palabra “asesinado”.

En el duelo no hay reglas, todos reaccionamos diferentes ante la perdida de un ser querido: algunos lloran, otros no mucho; algunos se enojan con la vida, otros se aferran a la vida; algunos reprimen todos sus sentimientos y somatizan, otros dejan que su dolor salga en el momento en el que lo necesitan; algunos culpan a Dios o a los médicos, otros se culpan a sí mismos; algunos se recuperan más rápido que otros. Pero sabes algo, todas las formas son válidas, pues todos somos diferentes y nuestra personalidad e historia individual son los que nos llevan a reaccionar de una u otra forma.

Aquí te voy a compartir una lista de cosas, estrategias, herramientas que me ayudaron a mi en el duelo. Puede que algunas te ayuden también a ti, o puede que no, pues como digo todos somos diferentes, pero creo que cuando uno esta en ese estado, vale la pena intentar e intentar hasta encontrar eso que nos ayude a continuar y volver a un estado que sea mas o menos parecido a lo normal.

1- Investigar sobre el duelo: Me ayudó inmensamente investigar todo lo que pude sobre el duelo, síntomas, etapas, posibles estrategias de recuperación, etc. Esto me permitió entender lo que estaba pasando en mí, identificar si lo que me estaba pasando era “normal” y poder aceptarlo.  Además, me ayudo también a entender el proceso de mis otros familiares y respetar su forma de afrontar este duelo.

Un consejo: Comparte esta información con las personas mas allegadas a ti, para que ellos también entiendan por lo que estás pasando. Encontrarás información que es específica para ellos, como por ejemplo el decálogo del acompañante en el duelo.

2- Acercarme a Dios: Nunca había sido una persona muy religiosa y mucho menos de ir a iglesias ni nada por el estilo, pero de un modo u otro estaba segura que ese vació solo lo podía llenar Dios. No se trataba de volverme religiosa, incluso no lo hice; pero si de fortalecer mi relación con Dios y buscarlo. Encontré que el escuchar música cristiana me ayudaba mucho y me gustaba alabar a Dios, así que de vez en cuando iba a una iglesia católica donde hacían muchos cantos.  Ahora después de muchos años voy a una iglesia cristiana aquí en Australia y el momento de la alabanza sigue siendo el que mas paz me da.

3- Leer y ver películas sobre la vida después de la muerte: En cierto modo quería saber un poco de las posibles teorías sobre que estaba pasando con mi papá. Yo personalmente soy del pensamiento de tener una mente abierta y tener un poco en cuenta todas las posibilidades.  En este punto les recomiendo los libros de Elisabeth Kübler-Ross y una película que se llama nuestra casa.

4- Ir a visitarlo: Por haber sido un asesinato, mi papá no pudo ser cremado, así que lo enterramos en un cementerio que es muy bonito, con arboles y pasto verde. A mí ir a este lugar me llenaba de paz, así que muchas veces cuando salía de la universidad o los fines de semana me iba para allí y me ponía a contarle cosas a él, le escribía cartas, o me iba a estudiar, escuchaba música en mis audífonos. Me gustaba pasar tiempo allí y en ocasiones iba con mi mamá y con el que ahora es mi esposo. Con el tiempo la regularidad fue mermando y pues ahora que estoy lejos, no he vuelto, pero hay veces mi mamá o mis primos van y me mandan fóticos y eso me reconforta.

5- Escribir: Escribir y escribir….a mi me encanta escribir y en este periodo no podía faltar. Escribía sobre lo que estaba sintiendo, sobre lo que me estaba pasando, sobre mis impotencias y rabias, sobre mi dolor…pero también le escribía muchas cartas a mi papá, le contaba lo que estaba pasando en mi vida, le decía que lo perdonaba por esto o lo otro, le pedía perdón, le decía cuanto lo quería. Algunas de estas cartas las llevaba al cementerio y las enterraba allí.

6- Grupos de apoyo: La unidad de duelo es un servicio que ofrece la funeraria San Vicente en Medellín, Colombia (pero se que muchas funerarias ahora ofrecen servicios similares y en muchos lugares del mundo). Es un lugar donde quienes habíamos perdido seres queridos podíamos ir a terapias grupales o individuales. Hay varios tópicos: grupo de apoyo para quienes pierden hijos, grupo de apoyo para familiares de quienes se suicidaban, grupos de apoyo para viudos, grupo de apoyo general. Estos grupos no eran solo para los más allegados, sino que nuestros acompañantes también estaban invitados, así que mi novio o alguna amiga me acompañaban de vez en cuando. Mi mamá y yo fuimos a este grupo por aproximadamente 2 años y allí hicimos amistades muy bonitas. Al final no íbamos tanto por nuestro proceso de duelo, pero más para acompañar a otros en su proceso. Era un grupo donde podíamos compartir lo que sentíamos sin miedo a ser juzgados y donde podíamos de un modo u otro desahogarnos, pues las personas que no están pasando por un duelo muchas veces no entienden a quienes si lo están pasando y se sienten incomodas con algunos temas. Es este grupo también nos compartíamos estrategias y muchas de las que hoy comparto con ustedes, fue allí donde las aprendí.

7- Terapia individual: No tuve muchas sesiones individuales, pero si fui a algunas terapias individuales con psicólogos, que me ayudaron a afrontar ciertos miedos y a continuar con mi proceso de sanación.

8- Cápsulas de Ginseng: El Ginseng no es específicamente para el duelo, pero más bien para tratar uno de los síntomas del duelo: el desaliento y la falta de energía. Había días que sencillamente me sentía tan mal anímicamente que mi cuerpo se reusaba a responder. En esos días, me tomaba un concentrado o cápsula de Ginseng en la mañana y esto era un empujón a mi energía. Es un extracto de una raíz de Asía, algo natural que realmente me daba energía y me permitía por lo menos cumplir con mis obligaciones en mis estudios y trabajo.

9- Mantenerlo presente: para muchos estos sonará imposible de hacer, pero a mi me calmaba ver fotos y videos de mi papá, así que los recopile y hacia videos en su honor, con mensajes y canciones de duelo. Hablar de él también me servía, contar historias de lo que habíamos vivido y hablar de lo que estaba sintiendo. (Tal vez por esta razón es que los grupos de apoyo fueron fundamentales para mí, pues muchas personas evitaban este tema)

10- Música: Escuchar canciones sobre el duelo, sobre todo cristianas, me calmaba cuando estaba en un ataque de angustia (que son muy comunes en los primeros meses) y luego de esta etapa, sucedía lo contrario y era que cuando quería sentir y desahogarme, me servían para llorar. No se porque lo mismo servía para dos cosas opuestas en diferentes etapas del duelo, pero eso fue lo que pasó conmigo.

11- Un día al año: Después de que llegas a un estado que podrías llamar nuevamente normal (en promedio entre 1.5-2 años), sigue habiendo días en los que extrañas a ese ser querido, en los que una fecha, un olor, una canción, etc., te recuerdan a esa persona. Yo pienso mucho en él, pero ya no con dolor…sin embargo, el día de su aniversario, trato de tenerlo libre, de no trabajar, de no tener compromisos y me permito sentir tristeza, me permito ver películas, videos, escuchar música u otras cosas que me ayuden a sacar lo que muchas veces durante el año intento ignorar.  La verdad no se si esto sea o no sano, pero es algo que a mí me funciona.

Seguramente son muchas más cosas las que hice en ese proceso y todo sumó, pero estas son las principales o las que recuerdo en este momento. Sin embargo, antes de acabar con este artículo, voy a compartirles una estrategia que yo no implementé, pero que sí le ayudó mucho a otras personas que conocí en las unidades de duelo y que creo que es una buena estrategia para quienes están lejos de su país.

12- Rinconcito de tu ser querido: Por el hecho de estar lejos o no tener un lugar donde visitar tu ser querido que acaba de partir, creo que esta herramienta es muy importante. Sin embargo, si la vas a implementar, te aconsejo explicarles a las personas con las que vives que es una estrategia para sobrellevar tu duelo. Esto lo menciono porque es muy probable que las persona que viven contigo ni conocían a tu ser querido, por lo que ellos no están pasando por un duelo y pues no te van a entender muchas veces, o te van a evadir el tema o si te ven haciendo algunas cosas pueden pensar que no estás muy bien de la cabeza.

Se trata de escoger un rinconcito o cajón para tu ser querido y allí poner una especie de altar, donde pongas fotos y si tienes, objetos de tu ser querido. Puedes también poner allí oraciones y cartas que le escribas. Cuando te haga falta y quieras compartir con esa persona, este es ese lugar seguro donde lo puedes hacer.

Si vives con más personas, diles que quizás cuando estás ahí significa que quieres tener un espacio a solas con tus pensamientos y tu duelo.  

De todo corazón espero que estas estrategias que a mi me sirvieron (o que vi que a otros les sirvió), sean de utilidad si estás pasando por un duelo. Y recuerda, buscar ayuda no significa que seas débil o que estés llegando a la locura; la ayuda profesional sirve para que encuentres estrategias que te ayudaran a hacer este camino del duelo un poco más fácil de llevar.

Un duelo es como un terremoto, que llega y deja todo patas arriba, así que hay que darle tiempo al tiempo y poco a poco ir organizándolo todo…no quedará igual, pero llegará ese momento donde sientes que nuevamente hay orden en tu vida.

Un abrazo y pido a Dios que te de la fortaleza que necesitas en este momento.

Si tienes estrategias que te han servido a ti, te invito a compartirla en los comentarios.

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